Meanguera del Golfo: un año después

Agosto 20, 2024

En medio de un vasto paisaje rodeado del océano pacifico se erige hoy una visión de progreso: la planta de energía solar AES Meanguera del Golfo que celebra su primer aniversario. 

Este proyecto, nacido del deseo de transformar la vida de los habitantes de la región y aprovechar la luz del sol, ha revolucionado la manera en que entendemos la sostenibilidad energética. 

La historia de este primer aniversario es más que una simple conmemoración; es un testimonio del poder de la determinación humana y la tecnología para cambiar el mundo. En este rincón del planeta, el sol ya no solo calienta la tierra, sino que ilumina un camino para que las familias que viven en las islas salvadoreñas del Golfo de Fonseca tengan un futuro más brillante. 

¿Qué cosas han cambiado en las islas un año después de inaugurada la primera planta solar en la región construida bajo el modelo de generación distribuida combinada con baterías para llevar este recurso 24/7? 

Helados y paletas que cuentan historias 

En la tranquila isla de Meanguera del Golfo, hay un ritual que se repite cada tarde, justo cuando el reloj marca las tres. Las puertas de las casitas del pueblo se abren y una ola de risas infantiles se derrama por las calles. Los niños, se dirigen con entusiasmo a la heladería local.

La heladería, situada en la esquina de la avenida principal, es un pequeño establecimiento pintoresco, adornado con luces de colores y un gran cartel que anuncia sus sabores especiales del día.

Don Andrés, el administrador del negocio, ya está preparado para el torbellino. “Es el momento más ocupado del día, pero también el más divertido”, comenta con una sonrisa.

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Hace un año era imposible pensar que la isla tendría una heladería. “En el pasado no podíamos invertir en un negocio como este, si el servicio de energía fallaba por largos periodos perderíamos nuestra inversión. Ahora, con la planta solar podemos estar seguros de que nuestro negocio va a prosperar y generar más empleos” agregó Andrés Ortiz. 

A medida que el sol comienza a descender, los niños se dispersan lentamente, dejando atrás las últimas gotas de helado y las carcajadas de la tarde. Para Andrés, el trabajo no termina con el cierre de la puerta. Debe prepararse para el día siguiente, navegar en lancha hacia el puerto de La Unión y abastecerse de más “sorbetes “y paletas. .

El dulce sabor de la energía 

Desde que la planta solar AES Meanguera del Golfo lleva la energía que las familias necesitan, las celebraciones de cumpleaños ya no son las mismas. Antes comer un pastel, —algo que para la mayoría de las personas es una normalidad —, para los habitantes de la isla era imposible debido al clima y la distancia a una pastelería. 

Entre las calles empedradas y casas de colores vibrantes, ha surgido una nueva joya que ha capturado el corazón de locales y turistas: la pastelería “La Brisa Dulce”. 

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“La Brisa Dulce” es el sueño hecho realidad de Ana Grande, una talentosa pastelera quedespués de trabajar en algunos restaurantes en La Unión, decidió volver a sus raíces para abrir su propio negocio. Inspirada por los sabores y aromas de su infancia en la isla, Ana se propuso crear un espacio donde cada bocado contara una historia y cada pastel fuera una celebración de la cultura isleña.

La pastelería se integra perfectamente con el entorno, con su fachada de madera pintada en tonos pastel y un encantador porche adornado con plantas tropicales. “Ahora que la energía es constante, junto con mi hija decidimos emprender este negocio. Creo que contar con buena energía hará que más personas se entusiasmen para abrir un negocio, ya han comenzado a abrir heladerías, ferreterías y tiendas” comentó Ana. 

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Explorando nuevos caminos

En el tranquilo distrito de Meanguera del Golfo, donde el tiempo parece moverse al compás de las olas que acarician sus playas, un nuevo capítulo se está escribiendo en la vida de Manuel Hernández, un pequeño inversionista que gracias a la energía constante que suministra la planta solar, ha decidido apostar por el futuro de su isla natal. En un rincón donde la ganadería y la pesca han sido las principales fuentes de sustento, Manuel ha optado por explorar caminos menos transitados, buscando transformar Meanguera a través de dos negocios: una gasolinera y un pozo de agua potable. 

Con la ayuda de un par de amigos y una pequeña inversión inicial, ambos proyectos se encuentran en ejecución. “Era esencial que tuviéramos energía para animarnos a invertir, no soy el único, vienen más proyectos de inversión, sin duda este es un despertar económico que estamos teniendo” comentó Manuel, mientras observa una embarcación que ha llegado a la isla llena de nuevos refrigeradores y congeladores.  

Es así, como a un año de su puesta en marcha, la planta solar ha sido un catalizador de cambio para la comunidad local, no solo en términos de energía, sino también en el ámbito económico y social. Antes de su construcción, la región enfrentaba desafíos significativos, con pocas oportunidades de crecimiento económico. La llegada de la planta transformó este panorama.La economía local ha experimentado un renacimiento, con nuevos negocios surgiendo para satisfacer las necesidades de la gente.  

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La planta solar no solo ilumina hogares, sino que ha encendido una nueva era de esperanza y posibilidades para la comunidad. Su impacto trasciende la energía, irradiando hacia cada aspecto de la vida local y asegurando un futuro donde el progreso y la sostenibilidad van de la mano, transformando vidas y dejando un impacto positivo.